Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1884-1885 (Cortes de 1884 a 1886)
Sesión: 6 de marzo de 1885
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Ministro de la Gobernación
Número y páginas del Diario de Sesiones: 104, 2688-2689
Tema: Modus vivendi con Inglaterra

Ha de perdonarme mi amigo particular y compañero el Sr. Elduayen por mis interrupciones referentes a la edad, porque al fin y al cabo en la de S.S., y hasta en la mía, hay que defender los años casi con el mismo tesón con que deben defenderse los artículos del Reglamento. Así es que si S.S. hubiera dado a entender que éramos tan jóvenes, porque S.S. quería descender hasta mí, yo hubiera pasado por eso; pero lo que quería era elevarme hasta S.S., y esto no me complace.

No le extrañe esto a mi querido amigo el Sr. Elduayen; porque si yo defiendo con tesón los años, no los defiende con menos ardimiento el Sr. Presidente del Consejo, que está a su lado. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Jamás me he metido en eso). Esa interrupción me demuestra precisamente lo contrario. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: No creo digno de las discusiones tratar la cuestión de edad, y mucho menos por el más viejo, como es su señoría). ¿Ve S.S. como por fin se ha defendido? Pues si cree S.S. indigno tratar esta cuestión, ¿para qué se defiende? Al fin y al cabo, yo le he cedido a S.S. hace tiempo la palma en esto. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Y ha hecho muy bien S.S.). Precisamente. Yo procuro hacer siempre muy bien las cosas. De manera que esa palma que hace tiempo que le he cedido a S.S., la confirmo hoy, porque yo hace tiempo que me he declarado, y S.S. no se quiere declarar. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Así, así. -Risas).

Por lo demás, Sr. Ministro de Estado, ya sé yo que este Ministerio no es como el Ministerio que yo tuve la honra de presidir; no se parecen ambos absolutamente en nada, porque aquel Ministerio sabía sostener lo que traía al Congreso, porque antes de traerlo lo examinaba y lo estudiaba, y una vez convencido de que aquello era lo que convenía al país, lo sostenía a pesar de todas las disidencias. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: ¿Y el Jurado? ¿Y el matrimonio civil?). El matrimonio civil también. (El Sr. Ministro de Estado: ¿Y el Jurado?). Todo lo que trajo aquel Gobierno lo sostuvo, a pesar de las disidencias. ¡Pues no faltaba más! ¿En dónde cedió el Gobierno de entonces? ¿Cuándo cedió en una cuestión importante, como habéis cedido vosotros en todas? (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: En ninguna). En todas; y en ésta en términos que el país juzgará severamente.

¡La cuestión del juramento! ¿Qué tiene que ver la cuestión del juramento, que era una cuestión reglamentaria, que en último resultado compete a las Cortes, y en la cual lo único que yo tenía que hacer, como Presidente del Consejo, era emitir franca y lealmente mi opinión? Lo que no hubiera hecho aquel Ministerio, es, traer después de tantas vueltas y revueltas, después de tantos trabajos y de conferencias tantas, [2688] un proyecto de ley, para modificarlo a los pocos días en puntos esenciales, en puntos a los cuales da grandísima importancia el Sr. Presidente del Consejo, hasta el punto de proclamar la teoría que estableció aquí ayer S.S., de considerarse obligado a sostener esta negociación, y sin embargo de lo cual y de afirmar la Comisión en el preámbulo del proyecto que había compromisos con una nación extranjera en puntos tan esenciales, ha desistido completamente el Gobierno.

Ahora resulta, Sres. Diputados, que después de todo lo que se ha dicho, en nada de lo que se ha hecho ha influido el Sr. Ministro de la Gobernación. Se llama el Sr. Ministro de Estado a la parte de toda esta variación. Sea enhorabuena; pero sepan los señores catalanes que no tienen que agradecer nada al Sr. Ministro de la Gobernación, y que si se ha prescindido de esa segunda parte que tanto a los catalanes molestaba, se debe única y exclusivamente, ¿sabéis a quién? a las oposiciones. El Sr. Ministro de Estado, ya lo habéis oído, ha prescindido de esa parte del proyecto para no dar la razón a las oposiciones, puesto que éstas decían que esa segunda parte estaba ya convenida con Inglaterra. De suerte que para desmentir a las oposiciones se ha modificado el proyecto de ley, y no vendrá ya otro dictamen relativo a la segunda parte que se ha suprimido ahora. Y si pudiera dudarse de esto, el Sr. Presidente del Consejo de Ministros dijo ayer claramente que el segundo dictamen no vendrá. (El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Nada que se acerque a eso dije ayer). Pues tanto peor para S.S. Si se ha de hacer todo, ¿por qué no ha venido de una vez? ¿Qué queréis? ¿Qué los catalanes no pongan dificultades a esto que estamos discutiendo, diciéndoles que no se va a aprobar esa segunda parte, y después de logrado el éxito satisfactorio sobre la primera, traer la segunda? Aquí se trata de sorprender a alguien, a Cataluña o a Inglaterra, y yo ya presumía que se trataba de sorprender a Cataluña. Pero entonces, ¿para qué esas palabras, para qué esas promesas del Sr. Ministro de la Gobernación? Si ese segundo dictamen ha de venir, ¿dónde están las promesas, dónde se quedan las esperanzas que ha hecho concebir el Sr. Ministro de la Gobernación? Esperanzas, Sres. Diputados, que no sólo se han fomentado aquí, sino que se han hecho nacer también a Cataluña, haciendo funcionar el alambre eléctrico muchas horas para mandar allá ciertas noticias. (El Sr. Ministro de la Gobernación: ¿Quién ha hecho eso?). Yo no sé quién lo ha hecho; pero quien lo ha hecho, alguna razón habrá tenido para ello; que no es cosa fácil dar esas noticias sin tener datos para ello y sin que lo consienta el Gobierno.

Resulta, pues, que el proyecto traído por el Gobierno se refiere a una cuestión internacional gravísima; que ese proyecto ha sido mutilado grandemente, y que el dictamen, tal como se presenta, es un verdadero voto de censura para el Sr. Ministro de Estado, el cual, a pesar de esto, se conserva tan tranquilo. Esto no lo hubiera hecho el Ministro de Estado del Gobierno que yo tuve la honra de presidir. Si aquel Gobierno se hubiera comprometido a lo que el Gobierno actual se ha comprometido, no hubiese tolerado esta mutilación; y ya se ve claramente la diferencia que hay entre el Gobierno actual y el que yo tuve la honra de presidir. Malo era todavía haber cedido a las indicaciones de los catalanes, si el Gobierno no creía que los catalanes no tenían razón; pero afirmar que se ha mutilado el proyecto de ley, que se ha prescindido de la parte más importante por lo que las oposiciones pudieran decir, eso, Sres. Diputados, no se oye más que a este Gobierno.

(Llamada de atención por parte de la presidencia para que se cuiden las palabras utilizadas).

Queriendo dar una prueba de sumisión a la autoridad de S.S. y al Reglamento, cosa que no he dejado de hacer en ninguna ocasión, obedezco a S.S. y me siento, porque algunas cosas que todavía me quedan por decir las expondré si tomo parte en el debate pendiente. [2689]



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